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martes, 23 de septiembre de 2008

FILOSOFIA MORAL La Virtud de La Sencillez



Parece que la complejidad es parte del plan de Dios y nosotros no debemos cerrar los ojos sin correr algunos riesgos. Nos embarcamos en aventuras sin tomar en cuenta las consecuencias y nosotros mismos padecemos sus complejidades. Trabajo, finanzas, compras, ventas, cambios, viajes, matrimonios, paseos, etc. y en especial las cuestiones morales. Nuestra manera de ser puede escoger la complejidad de las dificultades y adversidades, metiéndonos en lo que no nos importa, empleando actitudes y vocabularios soeces, altivas y arrogantes por falsos motivos de superioridad, de raza, de conocimientos, de economía, de posición social, etc.

Pero esta virtud de LA SENCILLEZ que debe practicar todo masón, nivela a la humanidad. El hombre tiene oportunidad de elegir y madurar, tiene la responsabilidad de manejar como filosofía moral: LA SENCILLEZ, debiendo consideración y respeto a sus semejantes. Somos como el trigo que madura aquí en la tierra. Maduramos en lo intelectual, al captar poco a poco, en la medida de nuestras responsabilidades, la complejidad del universo. En lo moral nos vamos sazonando al tomar decisiones y avanzamos espiritualmente hacia la libertad al abrir los ojos a los detalles infinitos de la creación.

Simplificarnos, no nos degrada a la categoría de simplones o simplistas, nos eleva a la sublime etapa de superioridad al superar nuestro ego, nuestra vanidad, de una manera cierta, eficaz, verdadera. La sencillez de los hipócritas es la más grande y el más altanero de los orgullos. Las ataduras de nuestras pasiones nos mantienen esclavos. Y esos amos no conviven con nuestros deseos libertarios.

Concentrémonos en las cosas importantes para vivir con sencillez. Avoquémonos al estudio y la práctica de las virtudes. A la lectura de las grandes obras, a la meditación. A vivir la vida paso a paso, resolviendo con sabiduría los complejos problemas de la vida, haciéndolos sencillos. No nos compliquemos la vida con la ambición de lo superfluo, contentémonos con la sencillez de únicamente lo necesario, con modestia.

Ni lujos ni vanidades. Una casa acogedora, alimento y vestido suficiente, alguien a quién amar y que lo ame a uno, uno o dos animales domésticos, suficiente que beber con qué calmar la sed. Goces sencillos y la cantidad de amigos que puedan ser dignos de ese nombre. Viviendo con sencillez, esperaremos la muerte como una gran puerta que se abre al misterio de la creación, vislumbrando la bastedad del universo que nos espera. Saboreemos las cosas sencillas del mundo. Un rostro amado, una familia unida, unos ojos radiantes de amor. Con eso basta para ser feliz.

La Virtud es el esfuerzo que domina las pasiones, debe haber lucha.

1 comentario:

Alejandro Torres dijo...

Excelentes artículos Q. H.
Soy Ajef, y me gustaría expresa cuán útiles me han sido vuestros escritos en este excelente blog. Felicidades