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martes, 23 de septiembre de 2008

FILOSOFIA MORAL La Virtud de La Templanza



Vive en la Templanza para evitar que se desaten en tu corazón las tempestades. Si no alcanzas la pureza del Ángel y la dulzura del Santo, modera al menos, doma tus sentimientos que están a tu servicio no para tu dolor. La Paz coronará tus esfuerzos y la tranquilidad cobijará tus días. Y así, sereno, dejarás la tierra porque nada te creó raíces. Subirás hasta donde el espíritu vive la verdadera vida.

Tu ambiente será sereno y la dicha te recompensará tu esfuerzo. Procura no quitar nada a nadie para aumentar tus riquezas si no lo tienes bien ganado. Labra tu propia riqueza y mas tarde ten la satisfacción de haber dado una porción de tu riqueza material al que nada tenía y comparte toda tu riqueza espiritual.

Procura amar a la belleza ideal de tu espíritu, compárala con la densa materia de tu cuerpo que la envuelve y esta contemplación habrá de fortalecerte.

Entonces sentirás alas que se despliegan, que te llevan a regiones de felicidad indescriptibles. Este será tu mejor galardón, pues, ¡Cuales bienes terrenales pueden superar al cielo?. Lucha por el sencillo de corazón y la paz estará contigo, atraerás a ti lo mejor de la vida, la dicha se abrirá para ti antes que la carne vuelva al polvo que la engendró y las más altas virtudes vivirán en tu alma.

Un pequeño esfuerzo cotidiano te llevará lejos. Insiste siempre en realizar un esfuerzo más aunque te parezca insignificante, pues, ¡Qué sería del niño si no luchara por dar esos primeros pasos llenos de torpeza?. Y en ellos está oculta la fuerza que un día inesperado le dará la marcha airosa, la carrera ágil. Ese es el secreto de todo lo grande, los pequeños pasos. Tus más bellos propósitos son aves muertas, si no ejecutas una minuciosa acción. La virtud es vida y vibración. Los actos son los que dan vida a los deseos. Incúbate en el calor de tu propia voluntad y pronto serás como el águila enseñoreado de la cumbre.

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