La anemia, una enfermedad que la padecen todos los países, aun los más industrializados o "del primer mundo", pues en ella intervienen de manera directa el sistema de alimentación. La economía interviene en algo para sobrellevarla o combatirla, pero no en todo. Lo que se necesita es el conocimiento de los alimentos que deben consumirse. Está muy generalizada la idea de que la anemia se ocasiona por falta de hierro y su curación no siempre resulta eficaz cuando se trata mediante la medicina alópata.
La anemia está considerada como una deficiencia de glóbulos rojos, de hemoglobina o un cambio de volumen de ésta, se le clasifica como primaria, secundaria o perniciosa, según el desarrollo de desnutrición del individuo. En diferentes épocas de la humanidad la anemia ha sido un verdadero azote (en la época actual), pueblos enteros la padecen, independientemente de la edad, sexo o condición social.
Este desarreglo orgánico es causa principal de deficiencias en el trabajo, en el deporte, en los estudios, en fin, del progreso de la humanidad. Sus síntomas mas notables son la palidez del cuerpo y en especial de las palmas de las manos, los labios, los párpados, la raíz de las uñas. Otros síntomas son la inapetencia, la apatía, el mareo, el sueño excesivo, la debilidad general, mala memoria, el estreñimiento, dolores de cabeza frecuentes, perturbaciones de la vista, carácter irritable, frío en los pies, baja presión arterial, desmayos, zumbido en los oídos, retención de la menstruación o hemorragias vaginales en la mujer.
Como mencionamos al principio, no solo la falta de hierro ocasiona la anemia, como inclusive algunos médicos aseguran. En ocasiones la causa pueden ser los malos hábitos de vida o una deficiente alimentación, donde escaseen el cobre, el hierro, el ácido fólico, el ácido pantoténico, la vitamina B-12 o algunos aminoácidos como el triptófano o el vivir en lugares húmedos, pocos soleados o poco ventilados.
También pueden ser causa de la anemia la vida sedentaria, una deficiente respiración, un trabajo agotador o el estudio cansado, la pérdida de sangre causada por traumatismos o menstruaciones abundantes en la mujer, el consumo de algunas drogas que intoxican o envenenan la sangre. También por algunos padecimientos renales o hepáticos o una deficiente función de la glándula tiroides.
Un tratamiento natural para combatir la anemia consiste en llevar una vida sana, una alimentación metódica y completa, higiénica, la práctica de gimnasia integral y respiraciones traqueales, dormir en cuartos ventilados, evitar el estreñimiento y la fatiga física prolongada, intelectual y sexual. Tomar baños de sol, de aire y de vapor. Se recomienda en forma de té: Diente de león, damiana de California. Una combinación de jugos de betabel con apio, berro y zanahoria, endulzados con miel de piloncillo. Tomando un litro diariamente aumenta rápidamente la hemoglobina, los glóbulos rojos y el volumen de la sangre.
Pero la mejor y más fácil manera de combatir la anemia es el consumo de cereales y legumbres germinados cocidos al vapor
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